Durante el Jueves Santo se celebra la Última Cena de Jesús, una ceremonia en la que el Mesías instituyó el sacramento de la eucaristía.
Además, este momento representa la despedida de Cristo ante los discípulos, para luego cumplirse la profecía de su muerte, a fin de que Dios pudiera perdonar los pecados del hombre.
¿Qué sucedió el Jueves Santo?
La Última Cena se realizó en el Cenáculo, un lugar situado en Jerusalén donde participaron los doce apóstoles en compañía del Señor Jesucristo.
En el encuentro, Jesús les lavó los pies a los discípulos, como mensaje para que seamos más solidarios los unos con los otros.
Este increíble episodio fue descrito en el Evangelio de San Juan, en el que señala que dicho acción fue un gesto de amor del señor al arrodillarse y lavar los pies.
Jesús a través de esta acción, quiso manifestar al mundo, que protegerá a todo aquel que confíe en él, alejándolo de cualquier mal que se interponga en el camino.
El pan y el vino representan el cuerpo y sangre de Cristo
En la Última Cena Jesús entregó a los discípulos pan y vino, el primero representa su cuerpo, y el segundo su sangre, para que de esta manera fuera recordado.
De acuerdo con San Pablo, de allí nació el sacramento que hoy conocemos como la Eucaristía, pues al recibir la hostia en cada misa se rememora a Jesús.
“Aquella memorable noche la entrega de Cristo llegó a hacerse sacramento permanente en un pan y en un vino (…)”, según San Pablo.