Algo muy interesante ocurre cuando hay algún desastre natural, terremoto, inundación por lluvias o nevadas fuertes. En realidad, no tiene nada de agradable, como seguro que estarás de acuerdo. No obstante, este tipo de tragedias nos demuestran algo maravilloso: decenas de miles de personas acuden a las zonas afectadas para ayudar. Hay muchos voluntarios, luego están los bomberos, la policía y rescatista que literalmente dan su vida por ayudar al prójimo, un acto de valentía y de amor por el ser humano. Recuerda que Dios te pide que ayudes a tu hermano, y que no veas sus faltas, este es un acto de amor a Dios.
¿No es precioso? En una época en la que siempre se dice que nadie se preocupa por los demás y que cada uno va por libre. Porque el amor que damos vuelve a nosotros.
Razones por lo que nos hace feliz ayudar al prójimo
Porque te hace feliz ayudar a los demás. Esto ha sido reconocido desde hace tiempo en los estudios sobre la felicidad y la psicología positiva, y también ha sido validado empíricamente.
Quien sirve a los demás y se compromete socialmente se beneficia a sí mismo y a los demás.
A continuación se exponen las tres razones más esenciales:
La primera razón es que nuestra autoestima mejora
Ayudar a los demás tiene el impacto más poderoso y positivo en nuestra autoestima. Porque cuando ayudamos a alguien, aprendemos que tenemos el poder de marcar la diferencia. Igual que cuando trabajamos en el banco de alimentos o cortamos el césped de la anciana de al lado en caso de una catastrófica inundación. El ayudante se da cuenta de lo vital y útil que es. Y eso le hace sentirse mejor consigo mismo.
Razón 2: Apreciación y reconocimiento
Cuando nos ponemos al servicio de los demás, recibimos gratitud y reconocimiento. Y seguro que eres consciente de lo satisfactorio que es recibir un verdadero agradecimiento. La sensación es fantástica.
Razón 3: La conexión
Y, una vez más, somos conscientes de la interconexión de nuestra humanidad. ¿No es algo que muchos de nosotros estamos perdiendo? ¿El sentido de pertenencia y de estar ahí para los demás? Darse cuenta de que hay otros individuos, quizá completos desconocidos, que se preocupan por la suerte de uno es una sensación poderosa que puede proporcionar una fuerte sensación de seguridad y protección.
Tal vez sean necesarias grandes catástrofes de vez en cuando para que las comunidades se acerquen y se apoyen mutuamente. Pero tal vez también sea útil recordar la cita de Goethe de vez en cuando y actuar, aunque sea a pequeña escala: hacer la compra a alguien, llevar al hijo del vecino al colegio, llevar algo de abrigo a un indigente, hacerse cargo de la tarea del pasillo para el frágil vecino de arriba.
Recuerda que hacer el bien sin mirar a quien, es también un lema de vida que te ayudará a tener un vida llena de paz y armonía.